miércoles, 28 de septiembre de 2011

MÉTODO DE RESOLUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE CONFLICTOS: LA MEDIACIÓN PROFESIONAL


1. Inicio del Proceso
Cuando iniciamos un procedimiento de resolución de conflicto extrajudicial nunca vamos a poder saber qué método es el más idóneo, que técnicas son las mejores para favorecer el mejor desarrollo del procedimiento ni si efectivamente vamos a conseguir llegar a buen puerto el proceso. Si partimos de esta idea inicial parece que una buena estrategia profesional sea examinar un proceso ideal y desde ese presupuesto definir posibles vicisitudes o variaciones y los modos posibles para solucionarlo; por ende, hagamos un examen lo más técnico posible que sea una ayuda y esquema procedimental cuando trabajemos en un procedimiento de este tipo que no debe perseguir grandes objetivos, en origen debe buscar pequeños logros que sean alcanzables y que en su conjunto conformen un acuerdo.
Si partimos de lo sencillo tenemos que evaluar en primer lugar con quién vamos a trabajar: por lo general vamos a recibir a personas que desconocen el procedimiento del que van a participar. En esta situación nos hallamos, y es fundamental, que el mediador en el conflicto no sea un agente idealizador del procedimiento ni de sus consecuencias y poder pedir a las partes el compromiso con el trabajo a realizar durante el proceso para poder conseguir un acuerdo; este puede ser uno de los primeros objetivos a conseguir: el compromiso de las partes para colaborar en el procedimiento de Mediación. De igual forma quién no conoce el procedimiento necesita escuchar, conocer y comprender cómo se hace el procedimiento, cuál es el papel del Mediador y qué se consigue con ese trabajo.

2. Inquietudes de las partes.
Me gustaría ahora que pudiéramos hacer un pequeño esfuerzo por comprender ahora en qué situación vienen las partes que acuden al procedimiento. La primera cuestión a analizar es la situación de desconfianza pero en este caso se invierten los grados, es decir, así como el mediador debe conseguir en primer término que las partes confíen en él como profesional, la situación de desconfianza de la que parten los mediados es en primer término más importante, respecto al proceso como tal, y después en el profesional. Esto se debe a la situación de desconocimiento que existe en la sociedad española y por ello lo primero que buscan nuestros usuarios es conocer qué es y cómo se hace.

Fases de Trabajo en el Proceso de Mediación.

2.1 Identificación del problema.
En muchas ocasiones juega un papel muy importante que quede claro desde un principio el objeto de trabajo sobre el que va a girar nuestra intervención profesional; tanto es así que en determinados casos un error en la identificación del problema puede suponer que todo nuestro esfuerzo, definición de estrategia en Mediación o el planteamiento de un plan de trabajo puedan caer en saco roto. Quizás cuando planteamos esta cuestión lo hacemos siguiendo un criterio muy estricto para el profesional, es decir, la exigencia de definición del problema o conflicto que traen las partes es un reto para el mediador que lo debe tener como una prioridad en las fases iníciales de la Mediación y esta exigencia responde a una necesidad doble: por un lado el mediador debe conocer el marco de trabajo sobre el que se va a desarrollar su actividad pero por otro lado, y quizás más importante, las partes necesitan saber o definir las cuestiones sobre las que van a trabajar. No es cuestión baladí, dado que si pensamos en un asunto con familias multiproblemáticas las partes deben decidir cuáles son las cuestiones sobre las que quieren trabajar para que todo el procedimiento vaya encaminado al trabajo sobre la decisión tomada; no podemos olvidar que son las partes las que realizan esa radiografía y las que deciden si van a trabajar sobre unas determinadas cuestiones o no.

2.2 Recopilación de información
Voy a tratar quizás el punto más importante para el buen desarrollo de la Mediación; así, la recopilación de información supone la base del procedimiento siendo este momento del proceso crucial para el buen avance la Mediación. Vamos a establecer una comparativa gráfica con el papel que va a desempeñar la información en el proceso de Mediación:





Si aceptamos que el triángulo signifique un proceso de Mediación, podemos observar que e en los vértices de la base se encuentran las partes y entre ellas la información que fluye. Al final del procedimiento, en el vértice superior, se encuentra el acuerdo resultado final del trabajo que se ha llevado a cado en Mediación durante un determinado tiempo; si este mismo triángulo de procedimiento sufre una variación en su base, es decir, aumentamos o disminuimos la cantidad de información que se utilice en el procedimiento, de manera directamente la distancia hasta conseguir el acuerdo aumenta o disminuye.

2.3 Búsqueda de opciones
Estamos ahora en una fase de trabajo que trata de compatibilizar los intereses definidos con la información obtenida en la fase anterior todo ello conformado con el trabajo del mediador que tiene que ser capaz de trabajar la información con las partes para que puedan llegar a esa definición de intereses. Esto puede significar que los intereses verdaderos de las partes poco tengan que ver con aquello que les trajera a la mesa de mediación pero tras haber trabajado su situación se descubre que la base del conflicto es muy distinta y gracias a ese descubrimiento puede provocarse un reconocimiento inter partes de su situación y estudiar, ahora sí, la viabilidad de un acuerdo con la otra parte con la que antes era imposible dialogar; determinante par nosotros es el trabajo de “trastienda” del profesional de la Mediación dado que el análisis de la información o el contraste de las historias de las partes puede ayudar a definir esos intereses parciales.
Parece interesante que nos detengamos ahora para analizar como vamos a provocar esa compatibilización de intereses: en primer término el papel de gestor del mediador queda claro pues él quien va a dirigir el proceso de generación de opciones en lo relativo a la lluvia de ideas y al descarte de las opciones que no sean válidas para las partes. Una apuesta muy arriesgada pero muy atractiva para la gestión del conflicto es que las partes puedan generar todas las posibilidades existentes en su situación por muy absurdas que pudieran parecer ya que el hecho de que las partes tengan que descartar múltiples opciones hace que el mediador pueda ir descubriendo con mayor facilidad los intereses de las partes. Promuevo con este trabajo la implicación de los protagonistas en la búsqueda de alternativas y por tanto, volvemos una vez más a potenciar el papel de participación activa de las partes dentro del procedimiento y son ellos los que estudian las posibilidades que existen y cuáles podría ser válidas para su situación que ya han “desmenuzado” en la fase anterior de trabajo; dentro de estos momentos de trabajo, vamos a tener de manera clara dos objetivos de trabajo en lo referente a ayudar a que cada parte considere los intereses de cada parte y favorecer las concesiones mutuas.
Redefinición de posturas.
En esta fase de trabajo juega un papel muy importante que se descubran los intereses de cada parte de la manera más correcta posible dado que llegando a ellos de un modo claro y específico podemos conseguir que el trabajo de las partes sea efectivo en la consecución de buenos acuerdos para ellos.
Algunas de las técnicas que van a permitir descubrir estos intereses son la observación del lenguaje no verbal en lo concerniente a reacciones de las partes a determinados temas, utilización de tonos, el papel de las manos, etc. Otras de las técnicas que ayudan al mediador a conocer o a llegar a los verdaderos intereses de las partes es la técnica del parafraseo por la que el mediador haciendo de espejo es capaz de mandar a las partes la verificación de que ha comprendido la información y el mensaje (con ello las partes se sienten reconocidas en su historia y agradecen que el mediador esté preocupado por trabajar con la información que sea más cercana a ellos).

4.7 Negociación y Redacción del Acuerdo
Hemos llegado a una fase final de trabajo que a mi juicio es la consecuencia directa de la gestión de la situación que hemos venido desarrollando desde el comienzo de este estudio: la fase de negociación debiera ser automática. Entiendo que todo lo que hemos conseguido con nuestro trabajo previo en el procedimiento desemboca en que las partes conozcan perfectamente su situación, han hecho suyas las técnicas de comunicación, hayan barajado y elegido las opciones viables para poder solventar su situación; pudiera ocurrir que la fase de negociación fuera más compleja de lo esperado existiendo la posibilidad de que alguna de las fases de trabajo que hemos detallado con anterioridad no haya sido desarrollado bien. Puede ocurrir que la información que hayamos utilizado no sea la real de las partes, que las partes no hayan barajado todas las posibilidades o que no hayan sido capaces de reposicionarse respecto al conflicto ya que si estamos seguros que los resultados de cada una de las fases de trabajo han sido buenos, debemos tener una negociación relativamente fácil.

lunes, 7 de marzo de 2011

¿Obligatoriedad en Mediación?


Partamos de una situación lo más objetiva posible, esto es, suponemos el hecho de plantearnos que la asistencia al proceso de Mediación va a pasar a ser obligatoria. Supone que las partes que han acudido de manera libre a los tribunales de justicia van a tener que participar de un proceso que ellos no han elegido; como todos sabemos, estamos dejando atrás uno de los axiomas de la Mediación: la voluntariedad.

La asistencia obligatoria al despacho de mediación va a estar viciada por la propia imposición que el tribunal ha podido llevar a cabo sobre cada una de las partes. De hecho, estamos seguros que la postura que pudiera adoptar cualquiera de las partes no va a ser de colaboración o de comunicación; no podemos obviar que las partes llegan al procedimiento judicial enfrentadas y lo único que pueden ver en el mediador es otro enemigo más que los quiere convencer de un acuerdo final.

En un contexto más jurídico-doctrinal, podría defenderse que el hecho de la imposición del proceso de mediación en el proceso de divorcio podría suponer una primera vulneración a los derechos fundamentales recogidos en nuestra Constitución; de cualquier modo, la obligación de acudir a la mediación podría olvidar los derechos de libertad en cualquiera de sus facetas. Un derecho fundamental que protege un ámbito en el que el único habilitado en principio para tomar sus decisiones es su titular (autonomía de la voluntad y poder de decisión); en eso consiste su disponibilidad sobre el derecho, esto es, el individuo no debe ver coartado su derecho a acudir a la tutela judicial para resolver su problema y no tener por qué verse obligado a soportar demora alguna en el ejercicio de dicha tutela porque se prevea legalmente la necesidad de acudir a un proceso de mediación.

Siguiendo con ese análisis objetivo de la mediación sería interesante que estudiáramos la situación en la que se daría ese posible proceso de mediación en el caso de que las parte fueran instadas por el juez a acudir al proceso de mediación. Es de lógica que las partes no participarían de cada una de las fases, esto es, la voluntariedad de las partes es requisito sin e cuano para que el proceso pudiera llegar a buen término.

Como límites de la mediación como obligatoria podría desvelarse una consecuencia bastante probable respecto de la validez del acuerdo; dada la imposición que habrían recibido, es muy posible que cuando comiencen el proceso surja un interés por lograr el acuerdo con la mayor rapidez posible; un acuerdo que no ha sido meditado y sopesado de manera madura puede tener una vida muy corta. Esto nunca debe consentirse pues lo que verdaderamente hay que lograr es que las partes se despojen de esos intereses que carecen de importancia al proceso de mediación para que puedan lograr la elaboración de un acuerdo que les suponga poseer una herramienta muy útil y que tenga una vida longeva.

Por tanto, el hecho de que las partes vengan viciadas como dijimos con anterioridad supone una nueva tarea para el mediador que debe trabajar en esas circunstancias que vienen con cada una de las partes.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Las raices de la Mediación


Cuando nos preguntamos por la verdadera naturaleza de la mediación podríamos dedicarnos a buscar fundamentos jurídicos, sociales o si nos empeñamos, podríamos darle sentido a explicaciones de cualquier tipo (psicológicas, sociales, humanistas, etc.) que pudieran servir de justificación al nacimiento de un procedimiento de mediación tras surgir un conflicto entre personas que pudieran ser familia o no y que en numerosos casos conlleva desórdenes o alteraciones significativas para cualquiera de las áreas de estudio que hemos mencionado con anterioridad.

No obstante, no podemos caer en el error de protagonizar un discurso que suponga dejar atrás realidades que verdaderamente van a caracterizar el procedimiento de mediación en alguno de sus momentos; esto queda justificado en la definición de los caracteres del ser humano pues en el confluyen hechos que son de diferente índole (psicológica, sociológica o jurídica). Por ello, a lo largo de estas líneas vamos a intentar dar sentido al Proceso de Mediación en cualquiera de sus facetas y como todas ellas van a cobrar especial relevancia para el mediador que debe ser buen conocedor de todas ellas.

Antes de tratar temas tan doctrinales como el más abstracto de los posibles en el procedimiento de Mediación como es el de la definición de su naturaleza, me gustaría llevarla a la realidad más sencilla que podamos conocer. El Proceso de Mediación, con letras mayúsculas, ha sido protagonista de la realidad de la raza humana desde sus más antiguos orígenes; en antiguas tribus, en sociedades más avanzadas y ya en núcleos familiares siempre va a poder diferenciarse una persona que tiene como tarea, reconocida o no por el resto de miembros del grupo (familiar o no), de limar de algún modo los posibles conflictos que pudieran nacer entre los mismos creando una atmósfera de diálogo. Un ejemplo claro lo podemos encontrar en la unidad familiar donde hemos podido encontrar bien definido papeles como el de cabeza de familia o la cuidador/a de los hijos; pues de igual modo, podríamos encontrar uno de los miembros a los que el resto acude para tratar sus problemas con otro de los miembros y que se encarga de hacer valer su mano izquierda en el tratamiento de ese problema.

Haciendo más real este papel, hemos sido capaces de reconocer el papel de las madres que en conflictos entre padre e hijos, que parecen se “sublevan” ante la autoridad de su padre, son capaces para evitar el conflicto de utilizar técnicas que la mediación hace suyas que realmente hace que determinados seres humanos cuentan en su abanico de valores sociales ciertas herramientas que les permite colcarse entre

Entiendo que el ser humano por defecto encuentra en la comunicación de sus problemas una de las medicinas más eficaces para poder resolverlos; lo único que ocurre y que no es poca cosa, es que necesitamos encontrar a alguien en quien depositar esa confianza imprescindible para que las barreras mentales que colocamos desaparezcan. El mediador conoce de esta verdad y no puede llegar a los protagonistas de la mediación si no es saltando ese obstáculo para acercarse en ese momento hasta donde debe hacerlo para crear un escenario adecuado para try volviendo al título, la principal de las raíces y sustento de la mediación es la necesidad que el ser humano tiene de comunicar aquello que le está aconteciendo.


Juan Diego Mata